La vida con Dios tiene sus propios flujos y reflujos, particularmente en la forma en que funciona la comunicación. Ciertas estaciones se sienten vivas, ricas y llenas de escucharlo hablar tan personalmente, mientras que otras estaciones pueden parecer secas, inciertas y muy, muy tranquilas.
Personalmente, el año pasado, de febrero a septiembre (aproximadamente 7 meses), fue un tiempo especialmente vívido de comunicación con Dios. ¡Palabras diarias y poderosas! Ahora estamos en marzo y desde octubre (aproximadamente 5 meses) ha estado más tranquilo. No totalmente silencioso, pero sí mucho más silencioso. Y este es un momento crítico en el que nuestra familia busca orientación específica sobre cómo hacer algunas de las cosas que Dios comenzó a provocar el año pasado. Estamos buscando Su estrategia sobre cómo avanzar.
¿Por qué Dios se queda en silencio? ¿Y qué podemos hacer en esos tiempos?
PRUEBA : Una razón por la que a veces puede parecer tranquilo es porque es un momento de prueba. ¿El profesor continúa enseñando durante un examen? Algunos ejemplos de este tipo de prueba en las Escrituras incluyen los días después de que Dios le dijo a Abraham que sacrificara a su hijo Isaac (Génesis 22); cuando los israelitas esperaron al pie del monte Sinaí el regreso de Moisés (Éxodo 32); y cuando David se sintió abandonado por Dios (Salmo 22) así como Jesús expresando ese mismo sentimiento durante Su crucifixión (Mateo 27:46). ¿Tomaremos lo que Él nos ha enseñado y lo aplicaremos?
OBEDIENCIA : Otra razón por la que puede estar tranquilo es que Dios puede estar esperando que obedezcamos la última dirección que nos dio. ¿Qué fue lo último que Él te dijo que hicieras? ¿Lo has hecho? Si no, empieza por ahí: vuelve sobre tus pasos en esa dirección y elige obedecer. Si el momento de la oportunidad de obedecer ha pasado y es imposible actuar según Su dirección, confiésale tu desobediencia, pídele perdón y pide otra oportunidad para seguir Su ejemplo y hacer Su voluntad.
DISTRACCIÓN : También podría ser que simplemente no estemos sintonizados. Estamos ocupados. Estamos distraídos. Estamos llenando nuestras mentes con otras cosas que ahogan el sonido de Su voz. De hecho, puede que esté hablando, pero estamos demasiado distraídos para darnos cuenta.
AGENDA : O podríamos estar haciendo una pregunta que Él no está listo para responder. Podemos concentrarnos tanto en nuestra propia agenda que podemos olvidar que quizás Él quiera hablar de otra cosa. En lugar de preguntarle sólo sobre lo que tienes en mente, intenta preguntarle: "Señor, ¿de qué quieres hablar conmigo hoy?"
EXPECTATIVAS : También podría parecer que Dios guarda silencio si no está cumpliendo con nuestras expectativas sobre lo que significa escucharlo. Si pensamos que Dios sólo habla audiblemente a nuestros oídos físicos, podemos pasar por alto las muchas otras formas en que Él habla, como a través de sueños y visiones, un conocimiento interno/intuición, Su Palabra escrita, otras personas, circunstancias, etc.
Entonces, ¿qué más podemos hacer cuando Dios parece estar en silencio?
Incluso en los tiempos de silencio, podemos confiar en que Dios tiene algo que compartir con nosotros. Él ha prometido que si continuamos buscándolo, lo encontraremos (Jeremías 29:13) y que no nos dejará ni nos desamparará (Deuteronomio 31:6). ¡Sigue presionando!
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