Una cosa es dar un paseo por una playa al amanecer solo y otra muy distinta compartir esa experiencia con alguien. Una cosa es atravesar solo una tragedia desgarradora y otra muy distinta compartir la experiencia con alguien.
Para compartir la belleza. Para compartir el dolor. Para compartir las alegrías. Para compartir las pruebas.
La Biblia menciona varias personas que caminaron con Dios. Un hombre fue Enoc. Sólo unos pocos versos cuentan su historia:
Enoc vivió 365 años, caminando en estrecha comunión con Dios. Entonces un día desapareció, porque Dios se lo llevó (Génesis 5:23-24).
Fue por la fe que Enoc fue llevado al cielo sin morir: "desapareció porque Dios se lo llevó". Porque antes de ser elevado, era conocido como una persona que agradaba a Dios. Y es imposible agradar a Dios sin fe. Cualquiera que quiera acudir a él debe creer que Dios existe y que recompensa a quienes lo buscan con sinceridad (Hebreos 11:5-6).
Un hombre vivió, caminó estrechamente con Dios y fue al cielo sin morir.
Al bisnieto de Enoc también se le atribuye haber caminado con Dios, aunque sabemos más de su historia: Noé.
Noé era un hombre justo, la única persona irreprochable que vivía en la tierra en ese momento, y caminaba en estrecha comunión con Dios (Génesis 6:9).
¡Qué legado dejar! Que otros te recuerden por tu proximidad a Dios, por cómo caminaste fielmente con Él.
Pero, ¿cómo es caminar con Dios? ¿Como funciona?
Cuando caminamos por una hermosa playa con otra persona, podemos discutir, soñar, cuestionar y reflexionar. Compartimos decisiones sobre los próximos pasos a seguir, hasta dónde llegar y cuándo dar la vuelta.
Cuando atravesamos tiempos trágicos llenos de dolor junto a otra persona, podemos sentarnos en silencio cuando fallan las palabras, podemos llorar juntos, podemos reír juntos por los recuerdos de seres queridos que ya no están. Podemos conectarnos en la tragedia y el dolor que enfrentamos juntos y que otros no pueden comprender completamente porque lo hemos experimentado juntos y no con el mundo en general.
Entonces, ¿cuál es el secreto de caminar con Dios? ¿De vivir la vida con Él de esta manera práctica, real, rica y experiencial?
El secreto para caminar con Dios es dejar que Él guíe.
Una pareja en una pista de baile de salón está formada por dos individuos con dos roles únicos: uno lidera y el otro sigue. Cuando trabajan en conjunto, cada uno cumpliendo su función prevista, aparecen como una entidad que fluye sin esfuerzo e intencionalmente a través de sus pasos. Crean belleza.
Sin embargo, cuando ambos intentan liderar, se producen pasos en falso. Lo que podría haber sido hermoso ahora es caótico y atrofiado.
Dios no te obligará a seguir. Su invitación a seguirlo, a caminar con Él, sigue vigente hoy. Pero esa invitación no durará para siempre. La música del Tiempo llegará a su fin. Pero hasta ese momento, todavía hay una oportunidad para que cada uno de nosotros acepte Su invitación a dar un largo paseo por la vida, para presenciar y maravillarnos de sus bellezas e incluso de su dolor.
¿Le dejarás guiar? ¿Comenzarás tu caminar con Dios hoy?
¿Que sigue?
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